Sigo siendo de esos que los festivos y domingos "van a misa". El pasado 1 de noviembre, antigua festividad de todos los santos, actual mañana de Halloween, proclamaron las Bienaventuranzas.
Como mis luces no son muchas y tampoco penetran demasiado en la oscuridad me detuve en la primera de ellas, a saber... La que habla de que los pobres serán bienaventurados.
Tras la misa y mientras tomábamos una caña, yo un vermut, que siempre ha habido clases, comentamos la prédica del preste.
Mi aportación, por así a alguien le sirve, iba por estos andurriales. Siempre he entendido que Jesús nos advierte sobre el peligro de colocar nuestra seguridad en no-Dios. No amar a Dios sobre todas las cosas, es amar a no-Dios sobre Dios. No hablo de creer sino de amar, y amar es relación, es entrega, es pasión.
La seguridad es un no-Dios al que muchos damos culto. Uno de los valores o actitudes que reflejan ese culto es la codicia y la acumulación. Acumulación de bienes, de propiedades, de lujos entendidos como derecho...
Dice el Padrenuestro que nos de "el pan nuestro de casa día". Como dice el jesuita Chercoles, " no pedimos que nos lo asegure", por ello quizá una de las cosas que tendríamos que aprender es a tener el dinero "justito". No es posible tener mucho y no tener puesta en ello tu seguridad. Si crees que es así, haz lo que Jesús le propuso al joven rico, " véndelo todo, dáselo a los pobres" y empieza de nuevo. ¿Qué te lo impide? ¿Estas seguro de que no tienes puesta ahí tu seguridad? Ya no puedes compartir, hay que defender lo que tienes.
¡Va a ser cierto que el Evangelio se entera de la realidad!
No poner la seguridad en tus bienes y haberes y por lo tanto buscar el Reino y su justicia, entendiendo que los bienes que tienes han de estar SIEMPRE al SERVICIO de la FRATERNIDAD puede ser un signo de que empiezas a entender que Dios es la verdadera roca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario