sábado, 17 de mayo de 2014
El Misterio
Quizá hoy más que nunca
sea necesaria una Iglesia diestra en el oficio de la mistagogía que en el de la administración de la Verdad, una Iglesia capaz de iniciar en el Misterio para que como Jacob, los hombres y las mujeres de este tiempo puedan exclamar de nuevo ¡Está Dios en este lugar y yo no lo sabía! (Gen 28,16).
Es necesario más que nunca una Comunidad de testigos experta en distinguir y reconocer su Voz y la "musica callada" en medio del estruendo ensordecedor de nuestras sociedades secularizadas, y ducha en iniciar a otros en el secreto de su escucha justamente allí donde los gritos incontenibles de dolor de las víctimas parecen hacerla imposible.
En estos inicios del S. XXI se hace bastante evidente que la interpretación o traducción (Hermenéutica) que la Iglesia ha hecho del mensaje de Jesús (Kerygma), apoyándose para ello en el paradigma greco-romano, se ha quedado sin capacidad de iluminar la realidad.
La cultura moderna, en la que vivimos, nos obliga a reinterpretar el cristianismo si queremos que éste sea significativo para el ser humano de hoy.
¿Es posible ser religioso en la cultura moderna? Sí, si es posible, pero solo en la medida en que creamos en el Dios oculto y liberador.
Aquel Universo que antes estaba habitado de dioses, ángeles y demonios, hoy en cambio se presenta como un lugar enigmático y lleno de incertidumbre. Dios ya no es Patente. La Historia es un lugar dramático donde el sufrimiento del ser humano se hace patente ante los desastres de la naturaleza y ante la perversidad del ser humano. El hombre vive su existencia ante el silencio de Dios. Se sitúa ante un Misterio Tremendo y Fascinante, ante el cual el ser humano confía que ese Misterio Oculto esté habitado de sentido, sea liberador y no un absurdo.
Tal como dice Pablo en 1 Cor 2,9, Misterio no es algo incomprensible para el ser humano, sino el plan de Dios para la salvación integral del ser humano. El problema no es quién es Dios, sino dónde está. ¿Es posible el conocimiento de Dios?
La autocomunicación de Dios no se produce al margen de las circunstancias históricas en las que esa comunicación se produce. En un mundo asimétrico en el que se ha producido la ruptura de la comunión humana, la autocomunicación de Dios incluye la solidaridad de Dios con los pobres. La parcialidad de Dios con los pobres pertenece a la desvelación misma del Misterio de Dios. En la situación del pobre como anti-historia y anti-vida donde hemos de buscar el lugar de la manifestación del Dios escondido
¿Es posible acceder a él? Sí. Tal como lo hacía Camilo, orando y sirviendo. Sólo desde el terreno de la mística y de la práctica es posible elaborar un discurso auténtico y respetuoso acerca de Dios. El misterio se revela en la contemplación y en la solidaridad con los pobres.
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jueves, 15 de mayo de 2014
I Congreso ENAP de Innovación Educativa
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Mesa Redonda XIX Jornadas Humanización
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Qué es bioética
La bioética nace en Estados Unidos a principios de los años sesenta. En su inicio apuntaba a dos posibles lineas de desarrollo, una muy global que incluía problemas de población, recursos y medio ambiente (Potter), y junto a ella, había otra linea que se circunscribía a las ciencias de la salud (André Hellegers). Hoy, la palabra bioética se circunscribe primordialmente al ámbito de la bioética clínica, en sus aspectos asistenciales, investigación y docencia.
Aunque en su origen autores como Daniel Callahan decían que la “bioética no puede considerarse una disciplina en el sentido pleno de la palabra”, el mismo autor años después afirmará que “ha pasado a significar más que un campo concreto de la investigación humana entre la ética y las ciencias de la vida,[…] es un nuevo campo que surge como consecuencia de los importantes cambios científicos y tecnológicos”. La bioética se ha constituido como una nueva rama del saber ético que en cuanto tal proporciona un ámbito teórico especial para abordar problemas éticos antiguos y nuevos relacionados con la vida humana.
Si tuviéramos que una definición del fenómeno bioética que resalte lo nuclear de su pretensión dialogal entre las ciencias de la salud y las humanidades. Esta definición recogida del Dr. Francesc Abel S.J. sirva de homenaje y reconocimiento tras su reciente fallecimiento: “La bioética es el estudio interdiciplinar (trasdisciplinar) orientado a la toma de decisiones éticas de los problemas planteados a los diferentes sistemas éticos, por los progresos médicos y biológicos, en el ámbito microsocial y macrosocial, micro y macroeconómico, y su repercusión en la sociedad y su sistema de valores, tanto en el momento presente como en el futuro”.
La bioética a lo largo de las últimas décadas se ha hecho diferentes preguntas. Inicialmente se preguntaba por si todo aquello que técnicamente es posible realizar, es aceptable éticamente. Esta pregunta que sigue siendo actual se solapa con otra que surge de la realidad misma: dando por supuesto que lo técnicamente posible, se realizará si existen los medios necesarios para ello, ¿cómo y quien pondrá unos límites para asegurar que aquello que se haga ayude al progreso humano? Finalmente, puesto que estos progresos se traducen en ámbitos de poder económico, social y político que necesitan ser controlados para no caer en la corrupción, la pregunta bioética se convierte en ¿quién y cómo se controlará a los controladores?
En el ámbito asistencial, la voluntad de humanizar la salud se concreta, entre otras cosas, en la creación de Comités de Ética Asistencial que integren el pensamiento bioético en las Instituciones. Estos Comités pretenden promover como metodología de trabajo la interdisciplinariedad, mejor dicho, el diálogo interdisciplinar entre personas competentes. El fin último es promover una “democracia deliberativa” entre todos los sujetos afectados por las decisiones éticas en aquellos lugares donde se den conflictos de valores.
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