Mientras camino, tras haber respirado y meditado, reflexiono y poso mi mirada sobre la dimensión real de mi camino. Su longitud, su extensión, su medida real es: un paso. Sí, solo un paso, un minúsculo y diminuto paso. El que cuando ha sido dado, crea y construye el espacio en el que habito en ese momento. Toda mi vida está a la astronómica distancia de un paso, ni más lejos ni más cerca.
A un paso están aquellos a los que amo y hacia los que me encamino, a un paso están los enfermos y los que sufren a los que quiero servir, a un paso, sólo a un paso estás Tú, que también has caminado un paso para crear entre los dos un espacio común. ¡Buen camino!
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